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Bogotá, con su clima gris y lluvias constantes, refleja la melancolía y la frustración de su cotidianidad. La lluvia, como metáfora de la introspección, y la frustración, como tensión entre deseo y realidad, inspiran esta colección, que busca transformar estas emociones en una experiencia estética y funcional.

Estas exploran la relación entre el cuerpo y su entorno, jugando con volúmenes que evocan el peso emocional y textiles fluidos que sugieren liberación.

Más que moda, esta colección masculina, de sastrería con influencias asiáticas, es un diálogo sobre bienestar emocional y resistencia creativa. A través de prendas que envuelven y liberan, invitamos a repensar cómo habitamos la ciudad y nuestras emociones, convirtiendo la frustración en una forma de expresión poética y renovadora.

Materializar el sentimiento de frustración y encierro, entrelazado con la melancolía de la lluvia donde emerge una expresión poética de la complejidad emocional humana. Dónde por medio de las capas se represente pesadez y por el movimiento textil se genere fluidez. Una colección contemporánea y de influencia oriental. Creando así siluetas ceñidas y volumétricas para generar presencia en el disconfort y apelar a la dificultad del sentimiento humano.

Esta colección surge de lo íntimo y de la crudeza de la emoción humana. La frustración amplifica lo genuino, sobrecarga los sentidos y nos sumerge en una tensión constante. En un mundo donde el bienestar emocional y la cohesión social siguen siendo difíciles de expresar, el agua se convierte en un vehículo de catarsis: fluye, arrastra, envuelve.

“El agua, en su eterna fluidez, descompone el alma. la emoción se fragmenta en infinitas versiones de sí misma.”

“allí el ser humano descubre la magnitud de su propia complejidad.”

“un eco de la complejidad humana, un reflejo incierto de nosotros mismos.”

Un acento especiado rompe la monotonía, recordando que la eficiencia también puede ser expresiva. Cada color está diseñado para maximizar combinaciones y transiciones fluidas, creando un vestuario que se moldea a cada necesidad.

En un mundo en constante cambio, esta paleta equilibra versatilidad, funcionalidad y atemporalidad. Negros y tonos terrosos aportan solidez y conexión con el entorno, mientras que neutros claros ofrecen ligereza y adaptación.

“distorsiona la imagen que creemos reconocer, para mostrarnos cuán profundo y desconocido puede ser nuestro propio reflejo.”